La sedación dental es un procedimiento ideal para ser usado en pacientes nerviosos , con síndromes complejos de ansiedad o simplemente que tengan temor a las técnicas odontológicas y los instrumentos que se utilizan en el consultorio.
La experiencia durante un procedimiento odontológico debe ser agradable y tranquila. La sedación dental presenta entonces una solución efectiva que disminuye de forma considerable la sensación de dolor.
La sedación consciente suele ser la técnica más utilizada por los odontólogos, ya que a través de esta el paciente en ningún momento pierde el conocimiento ni se altera su percepción sensorial mientras alcanza un estado general de relajación y bienestar.
Dentro de la sedación consciente encontramos dos tipos: la sedación consciente inhalatoria y la sedación consciente intravenosa.
Sedación inhalatoria
Esta es una técnica por la cual el paciente respira, a través de una mascarilla nasal, una mezcla de óxido nitroso y oxígeno que rápidamente le produce una sensación agradable y relajante.
El óxido nitroso, conocido como Gas Hilarante o Gas de la Risa, es un gas no tóxico, anestésico, incoloro, no inflamable y con olor y sabor suavemente endulzado. El objetivo de su aplicación no es la completa eliminación del dolor, por lo que un anestésico local suele ser administrado junto a la sedación.
Sedación intravenosa
Esta se da por medio del uso de fármacos sedantes que se aplican por vía intravenosa al paciente. Suele ser usada en tratamientos más largos y complejos como las cirugías.
Los fármacos que utiliza son asimilados rápidamente por el cuerpo, por lo que la dosis puede ser controlada fácilmente en todo momento. Este proceso debe ser dirigido por un anestesista encargado de regular la dosis necesaria y el pulso cardiaco del paciente durante todo el procedimiento.
Como los sedantes inhalatorios, la sedación intravenosa no alivia el dolor, por lo que se debe administrar un anestésico local junto al método de sedación.
Entre los beneficios de la sedación consciente están:
- Reduce y hasta elimina la ansiedad y el temor del paciente.
- Controla los movimientos corporales involuntarios.
- Mejora la comunicación y cooperación entre paciente y odontólogo.
- Incrementa la tolerancia al dolor producido por el tratamiento.
- Optimiza el tiempo de tratamiento de la sesión.
La sedación dental es recomendada para pacientes que sufran temor o ansiedad frente a la odontología, pero que no sufran de enfermedades como disautonomía y EPOC, que no estén consumiendo ningún medicamento antidepresivo o que estén en embarazo.
Así mismo, la sedación es ideal para procedimientos como la profilaxis y topificación de flúor en pacientes con reflejo de náusea, toma de impresiones, administración de anestesia local infiltrativa, exodoncias dentales y cirugías periodontales, apicales y de implantes.