Cuando una persona no presenta problemas de sobrepeso pero su rostro luce ancho o redondo, lo más probable es que se deba a una acumulación exagerada de grasa en las mejillas.
Las bolsas o bolas adiposas de Bichat son cúmulos de grasa ubicados debajo de los pómulos, entre el músculo masetero y el bucinador, que le dan soporte y estructura a nuestro rostro mientras sirven como almohadillas de lubricación que permiten los movimientos de masticación.
Aunque todas las personas las poseen, en algunos casos estos cojines grasos se desarrollan de manera exagerada, dando como resultado un rostro demasiado redondo o abultado, con ángulos poco definidos.
En estos casos se hace necesario un adelgazamiento facial mediante la reducción de las bolsas de Bichat, procedimiento que se conoce como Bichectomía. Hablamos de un proceso quirúrgico estético mínimamente invasivo que se realiza en la boca del paciente con anestesia local. El propósito es extraer el volumen sobrante de estas bolsas para brindarle una apariencia más delgada y armoniosa al rostro del paciente, logrando un perfilamiento adecuado de las estructuras faciales y un mayor pronunciamiento de los pómulos.
La Bichectomía, según la Revista de Actualización Clínica, sigue los siguientes pasos: previa aplicación de la anestesia local en la zona a intervenir, se prosigue con incisiones instrabucales de no más de un centímetro para evitar cicatrices visibles. Inmediatamente después se reseca y cauteriza para extraer de manera parcial y atraumática las bolsas de Bichat.
Ya que se trata de una cirugía ambulatoria, la recuperación se lleva a cabo en la casa del paciente. En los días posteriores al procedimiento, se puede presentar un aumento del volumen en las mejillas con escasa presencia de dolor.
Durante la recuperación, se recomienda una dieta blanda, evitar esfuerzos físicos y la exposición al sol y la aplicación de hielo durante 15 o 20 minutos en la zona intervenida. Al cabo de una o dos semanas la cara recuperará su aspecto normal y los resultados definitivos podrán apreciarse unos tres meses después de realizada la cirugía.
Este procedimiento es uno de varios que prometen mejorar la apariencia del rostro, corrigiendo los rasgos faciales que no cumplan con los cánones de belleza actuales, asociados a pómulos prominentes y mejillas y mandíbula definida.
La Revista de Actualización Clínica recomienda tener en cuenta los siguientes aspectos antes de someterse a este procedimiento:
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La cirugía es apta para hombres y mujeres mayores de 18 años con un excelente estado de salud, sin ningún tipo de problema mental o psicológico, conservando expectativas realistas ante los resultados.
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Algunas complicaciones o secuelas que pueden suceder después de la cirugía son hematomas, infecciones o abscesos post operatorios. En casos graves o provocados por una práctica inadecuada puede ocurrir una parálisis del nervio facial o una asimetría del rostro.
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Esta cirugía produce resultados definitivos. No es necesario repetir el procedimiento por más variaciones que sufra el peso corporal.
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Es esencial acudir a un cirujano certificado para obtener información detallada y personalizada sobre el proceso. Aunque es una cirugía sencilla, es importante que sea llevada a cabo por un experto para no correr riesgos y evitar complicaciones posteriores.